Ahora era una chocolatería. Ella lo recordaba como en los 60. Un bar moderno para la época y que tenía un semisótano con un patio que alquilaban y donde se hacían fiestas de la juventud de entonces. Además tenias que comprar las consumiciones. Era una manera de sacarse un sobresueldo.
No hace mucho que pasó por allí y entró. Pidió un café y su cabeza empezó a evocar aquel tiempo en que ese lugar fue importante para ella.
Sin añoranza por lo pasado que no lleva a ninguna parte, sino por el hecho de rememorar un tiempo de ilusión.
De pronto, le entraron unas ganas locas de saber en que se habría convertido el local de abajo y le preguntó a la joven señora que atendía la barra, si todavía estaban el semisótano y el patio. La Sra. se lo enseñó muy amable y sí, aunque modernizado como todo, allí estaba aquel local en que tantos domingos se juntában un buen nº de amigos y se lo pasában bien.
Ella no lo supo hasta muy pasado el tiempo. Pero resulta que él, el día en que se conocieron estaba allí con una chica rubia, la llevó a su casa (a la rubia) volvió y empezó a hablar con ella. Le dijo que fueron sus ojos los que llamaron su atención, a ella no le gustó nada el chico porque no era su tipo. Pero desde ese día no se separaron.
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